Pedro emigró a los Estados Unidos hace varios años para escapar de la violencia en su país de origen. Encontró trabajo en un restaurante y se hizo amigo de Jason, un cliente frecuente que se ofreció a presentarle la ciudad y sus amigos para crear una vida más estable. Pedro y Jason pronto comenzaron a salir y se mudaron juntos.
Jason comenzó a controlar a Pedro, diciendo que no quería perderlo. Al principio, no le permitió a Pedro poner una contraseña en su teléfono o ser amigo de alguien que no conocía. El comportamiento controlador se intensificó con Jason actuando violentamente, haciendo escenas en público y amenazando con quitarse la vida si Pedro se marchaba. Después de un tiempo, las cosas se calmaron y Pedro creyó que Jason había cambiado. Jason le pidió a Pedro que se casara con él por amor y se ofreció a arreglar su estatus migratorio a través del matrimonio. Pedro estuvo de acuerdo, pensando que Jason era mejor persona.
A los pocos meses de matrimonio, los celos y la violencia regresaron con Jason abofeteando, golpeando e incluso estrangulando a Pedro mientras discutía en estado de ebriedad. Pedro llamó a la policía pero no presentó una denuncia. Decidió mudarse, y poco después Jason comenzó a acosarlo. Pedro volvió a llamar a la policía, pero nuevamente no hicieron un informe por falta de pruebas. Jason continuó amenazando a Pedro diciéndole que si no volvía a casa, lo denunciaría a ICE y se suicidaría.
Pedro siguió quedándose con amigos, pero Jason siempre encontraba la forma de encontrarlo. Un mes después, las cosas se calmaron y Jason se puso en contacto con Pedro para disculparse y decirle que aceptaba que no podían estar juntos y pidió reunirse con él en la casa para firmar papeles de divorcio y dividir pertenencias. Cuando llegó Pedro, Jason comenzó a discutir y le puso un cuchillo en el cuello, amenazando con matarlo y matarse. Pedro pudo escapar y llamar a la policía, presentó un informe pero Jason no fue arrestado. Pedro obtuvo una orden de protección y le dieron el número de CasaLuz.
CasaLuz ayudó a Pedro a crear un plan de seguridad, comenzó a asesorarse y a trabajar con uno de nuestros socios para la asistencia de inmigración y divorcio. Pedro ahora está esperando su permiso de trabajo y se siente seguro y agradecido de que CasaLuz le echó una mano y le hizo sentir que se merece una vida mejor libre de violencia.
Los nombres se han cambiado para proteger la identidad.
